jueves, septiembre 26, 2013

HIJOS Y ESTABILIDAD MATRIMONIAL

El ambiente ideal para criar a los hijos es la estabilidad biológica de la relación entre el padre y la madre
 
Son siete investigadores y docentes universitarios de renombre en América los que han realizado un estudio coordinado por Mark D. Regnerus y firmado por sus colegas universitarios. Afirman en el estudio que “sigue siendo racional que el Gobierno proporcione un reconocimiento distintivo y un incentivo con respecto al matrimonio y a la estructura parental que ha demostrado ser mejor”

Los investigadores afirman que la declaración “no difference” es difícil de mantener, ya que casi todos los estudios en que se basa esta afirmación son muy limitados, con la participación de muestras no aleatorias y no representativas, y muy a menudo con pocos participantes.

El equipo de científicos señala que la afirmación de “no difference” de la APA es bastante “sospechosa”, y está “empíricamente socavada por una limitación metodológica significativa”. Por otra parte, “contradice investigaciones de larga duración que demuestran que el ambiente ideal para criar a los hijos es la estabilidad biológica de la relación entre el padre y la madre”.

Los estudios en los que confía la APA, por tanto, no son tan fiables. “Los únicos estudios que se basan en una amplia muestra aleatoria y representativa tienden a revelar la conclusión opuesta, encontrando diferencias significativas entre los niños criados por padres en una relación de mismo sexo, y las relativas a una pareja de los padres biológicos. Está claro que los padres biológicos ofrecen, de forma general, un entorno eficaz y comprobado para la crianza de los hijos, y es razonable concluir que las funciones de una madre y un padre proporcionan una unidad parental complementaria donde cada uno tiende a dar algo único y útil para el desarrollo del niño”.

Después de enumerar una serie de estudios que demuestran todo esto, centrándose también en la literatura científica sobre la importancia de la presencia específica del padre y de la madre, los investigadores señalan: “Las estructuras parentales del mismo sexo excluyen por definición a la madre o al padre. Ciertamente, las parejas del mismo sexo, al igual que otros tipos de estructuras, pueden ofrecer calidad y esfuerzo con éxito en la crianza de niños, esto no se pone en discusión. Pero la evidencia de las ciencias sociales, en particular las conclusiones basadas en pruebas con muestras representativas, sugiere la ventaja única de una estructura formada por una madre y un padre”.

La conclusión final de este valioso estudio asegura: “El matrimonio es el medio legal por el cual los niños se unen permanentemente con sus madres y sus padres biológicos, orientados hacia un desarrollo óptimo. Los padres del sexo opuesto permiten que los niños puedan beneficiarse de las contribuciones distintivas maternas y paternas. A la luz de estos hechos, salvaguardar el matrimonio es una libertad que debe serle reconocida a los niños, por lo menos tanto como a sus padres”.

sábado, septiembre 21, 2013

COHABITACIÓN VS MATRIMONIO

En todo el mundo, crecen las evidencias sociológicas de que el vivir juntos sin casarse debilita la institución matrimonial, incluso más que el divorcio, y que eso daña a las personas, sean adultos o niños.
 
La tendencia a que baje la nupcialidad crece más y más. Hay miedo a casarse, miedo al divorcio y miedo a comprometerse.

España, nupcialidad hundida
Por ejemplo, en España, entre 2001 y 2004 se producían en España 5 matrimonios por cada mil habitantes (la llamada tasa bruta de nupcialidad). En 2005 cambió brutalmente la legislación sobre el matrimonio, al introducirse un cóctel único en Europa de "divorcio exprés" con "matrimonio del mismo sexo". 
Desde ese año, la tasa bruta de nupcialidad bajó de forma constante: 4,7 en 2005; 4,6 al año siguiente; 4,5 un año después; 4,2 en 2008; 3,8 en 2009; 3,6 en 2010. Después, apenas un leve repunte. Es una bajada muchísimo más acusada que la de Francia o Italia en la misma época, que no modificaron sus leyes. 

Pocas bodas, pocos hijos
La baja nupcialidad influye en la baja natalidad: la gente quiere estabilidad antes de tener hijos. Y esta estabilidad tarda hoy muchos años en llegar. 

La tasa de fecundidad en España bajó en 2011 una vez más: de 1,46 hijos por mujer a los 1,35 (datos provisionales del INE en verano de 2012). Está muy lejos de la necesaria tasa de repoblación de 2,1 hijos por mujer. Apenas había en España 10,2 nacimientos cada mil habitantes... y desde 1986 nunca se han superado los 11,4. 

martes, septiembre 17, 2013

MATRIMONIO VS COHABITAR

Convivir juntos antes de casarse se ve como un paso previo para conocerse mejor y así evitar las uniones desafortunadas. Pero la cohabitación no está exenta de sorpresas: a menudo sucede que, cuando ellas deciden formalizar la unión después de haber cohabitado, ellos no tienen particular interés en comprometerse de por vida. Así lo revela un estudio1 realizado por dos sociólogos del think tank RAND Corporation (1).
A partir de una muestra de 2.068 hombres y mujeres de 18 a 26 años, Michael Pollard y Kathleen M. Harris muestran que el nivel de compromiso de las parejas que cohabitan es menor que el de las casadas. Además, es más probable que tras meses o años de convivencia muchos varones sigan descartando un proyecto de vida en común permanente.
El 41% de los hombres que cohabitan afirman que no están “completamente comprometidos” con sus parejas, frente al 26% de las mujeres que declaran lo mismo. Entre los casados, estos porcentajes son mucho más bajos: el 18% entre los hombres y el 12% entre las mujeres.
Las parejas de hecho son las que más negro ven el futuro: el 52% de los varones y el 39% de las mujeres que cohabitan tienen dudas de que su relación sea estable. Estos porcentajes bajan al 19%, tanto para hombres como para mujeres, entre los casados.
La cohabitación antes de la sorpresa
Al comentar el estudio en The Atlantic2 (8-07-2013), el sociólogo estadounidense Bradford Wilcox hace tres advertencias a las parejas que se están planteando vivir juntas antes de casarse:
Hablar sobre el futuro. Este consejo interesa especialmente a las mujeres, pues son ellas las que tienen más probabilidad de descubrir que su pareja puede no estar interesada en un futuro común. Además, deben saber que para muchos jóvenes una relación larga de cohabitación puede ser un obstáculo antes que un paso previo al matrimonio o a la decisión de formar una familia.
Objetivos comunes. Como la cohabitación sirve para fines muy variados (un paso previo al matrimonio, una alternativa a casarse, una forma de ahorrar en el alquiler, una fórmula cómoda para tener relaciones sexuales…), uno puede encontrarse con la sorpresa de que el otro no busque lo mismo en la relación.
No “deslizarse” hacia el matrimonio. Hay algo peor, dice Wilcox, que convivir con alguien que no sabe hacia dónde va, y es casarse con él. Una investigación3realizada por tres psicólogos (2) muestra que un problema frecuente entre las parejas que cohabitan es el de “deslizarse” hacia el matrimonio, por la presión de la familia y los amigos o simplemente por inercia, en lugar de decidirlo conscientemente. Sin valores comunes y sin un sentido compartido del compromiso, estas parejas son más propensas a divorciarse.
Según esta investigación, el riesgo de divorcio es un 40% mayor entre las parejas que cohabitan que entre las que se casan sin cohabitar. El riesgo disminuye si se empieza a convivir con la meta clara del matrimonio, aunque es mayor que el de quienes fueron directamente al altar.
Pensando en las parejas que ven la cohabitación como un período de prueba, Wilcox concluye diciendo que prescindir del sentido del compromiso no es una buena manera de empezar a construir un matrimonio estable.
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Notas(1) Michael Pollard, Kathleen M. Harris, Cohabitation and Marriage Intensity. Consolidation, Intimacy, and Commitment, Working Papers WR-1001 (Rand Corporation, 2013).
(2) Scott M. Stanley, Galena Kline Rhoades, Howard J. Markman, “Sliding Versus Deciding: Inertia and the Premarital Cohabitation Effect”, Family Relations 55 (2006): 499-509.
  • http://www.rand.org/pubs/working_papers/WR1001.html
  • http://www.theatlantic.com/sexes/archive/2013/07/men-and-women-often-expect-different-things-when-they-move-in-together/277571/
  • http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/j.1741-3729.2006.00418.x/abstract

DATOS NUEVOS FAMILIAS MONOPARENTALES

El Centre for Social Justice (CSJ) fue fundado en 2004 por el actual ministro de Trabajo y Pensiones del gobierno de Cameron, Iain Duncan Smith. En sus informes sobre la sociedad británica ha dedicado particular atención a los factores sociales que provocan la pobreza. El informe publicado recientemente es el que con más profundidad ha fijado el foco en cómo las distintas estructuras familiares influyen en el desarrollo de la sociedad.
A la vista de los datos de este estudio, cabe afirmar que el Reino Unido padece una auténtica epidemia familiar, en la que resulta especialmente llamativa la progresiva desaparición del padre. Algunos números ilustran esta situación: más de tres millones de niños (aproximadamente un 25% de toda la población infantil británica) viven en hogares monoparentales; la proporción aumenta conforme a la edad del niño: a los 15 años, el porcentaje de niños en familias separadas llega al 45%; en cerca del 90% de estos hogares está ausente el padre, y 4 de cada diez niños criados solo por su madre (en total, cerca de un millón) apenas tiene contacto con su padre.
El informe se cuida de no hacer una valoración moral de la separación o el divorcio, pero recuerda que los niños criados en hogares monoparentales (madres separadas o solteras por elección) o con padrastros tienen dos veces más posibilidades de fracasar en el colegio, sufrir problemas de autoestima y de conducta. También aumenta la incidencia de embarazos juveniles, lo que a su vez está asociado a futuras familias frágiles. La proporción de hogares pobres es 2,5 veces mayor en los monoparentales que en los estructurados en torno a un matrimonio.
Un 25% de toda la población infantil británica vive en hogares monoparentales
El auge de la cohabitación es también un dato negativo para la estabilidad social, ya que –según los datos del informe– las parejas del Reino Unido en régimen de cohabitación tienen tres veces más probabilidad que los matrimonios de estar rotas (incluso si posteriormente se han casado) para cuando el primer hijo cumple cinco años. Los adultos que cohabitan sin compromiso matrimonial han pasado del 2% en 1960 al 16% actualmente; y este tipo de uniones ya representan una de cada cuatro familias con hijos.