martes, febrero 26, 2013

EL TELÉFONO MOVIL, CELULAR, Y NUESTROS HIJOS

“Debemos asegurarnos que el móvil es útil realmente sólo para emergencias, porque el resto de las ocasiones sabemos dónde y con quién están”, explica el experto.
Las recientes tragedias ocurridas en el Madrid Arena el pasado 31 de octubre y en la discoteca Kiss, de la ciudad de Santa María, en Brasil, el 26 de enero de este año, han encendido las alarmas y en muchos casos ha servido para despertar la atención de los padres sobre qué hacen, dónde van y cómo pasan las horas de ocio sus hijos
Según Calderón, doctor en psicología y orientador familiar, “los estudios sobre la prevención de conductas de riesgo en los jóvenes apuntan a la comunicación entre padres e hijos como uno de los factores de éxito más importantes”. Por comunicación, el experto no se refiere sólo a “que oigan nuestras preocupaciones acerca de los peligros de la noche y que les llenemos de prevenciones y consejos”.
“Lo vital es abrir un auténtico diálogo donde lleguemos a conocer qué piensan, cómo enfocan aquellos aspectos de su vida que a nosotros nos generan preocupación, y que comprendan que nuestra conversación parte de un genuino interés por ellos”, detalla el educador.
Miembro del Instituto de Neuropsicología y Psicopedagogía Aplicadas, Ignacio Calderón recuerda que “el ocio es un derecho adquirido por la sociedad post-industrial y hoy nadie cuestiona su importancia. Hasta tal punto es así, que está recogido en la Declaración Internacional de los Derechos Humanos (nº 24) y protegido por nuestra Constitución (art. 123, IV). “Las dramáticas situaciones acontecidas no van a cuestionar su estatus”, afirma Calderón.
En el inconsciente colectivo existe una asociación entre ocio juvenil, particularmente el ocio nocturno, y las situaciones y conductas de riesgo. Según el experto, “estadísticamente hablando existe una relación muy baja entre ocio nocturno y situaciones graves”. “Nuestra atención debe partir de la serenidad, de la objetividad y de la sana preocupación por la vida de nuestros hijos, no sólo en situaciones potencialmente peligrosas”, aconseja el orientador familiar.
Es fundamental que no haya una fractura entre su vida familiar y el resto de sus actividades, académicas, laborales o de amistad. “Nuestracasa debe estar abierta a sus amigos, deben sentir que quienes son en familia, es quien pueden y deben ser cuando cruzan el umbral de nuestra puerta”, afirma el psicólogo.
Por ello es muy importante facilitarles ir y venir de allí donde van a salir.“Hacer de chófer puede realmente sacrificado, pero es uno de los mejores modos de conocer dónde y con quién salen”, señala Calderón. “En los trayectos, lo mejor es la música bajita y los oídos abiertos ya que atender a sus conversaciones es tener vía directa a qué les interesa y cómo perciben la vida los jóvenes”, aconseja.

Macro-problema
Calderón anima a “no tener miedo a ejercer plenamente nuestra labor de padres”. “No somos mejores por no fijar una hora prudente a la que deben llegar, ni por aceptar un ‘por ahí’ como una respuesta a la pregunta ¿dónde has estado?”, añade.
“Si nos abrimos al diálogo sincero, podremos expresarles nuestras opiniones sin esperar que ellos las acepten, ni siquiera que las entiendan”, explica Calderón. “Puede que al hablar con los jóvenes no se muestren coincidentes con nosotros, no importa, lo importante es que nos oigan”, añade.
Sobre el Madrid Arena, afirma que, aunque hubo un problema adicional de exceso de foro, “es importante que les hagamos entender que macro fiesta, macro concierto o macro discoteca es fácilmente convertible en macro problema”.

Claves de cómo actuar
Para Calderón es importante dar a los hijos “claves de cómo actuar en caso de necesidad”. “Si allí donde están, sienten que la situación es agobiante, deben salir sin esperar a qué suceda algo malo”, afirma.
“Si a la hora de regresar a casa todos aquellos con quienes están han bebido alcohol, deben sentirse absolutamente seguros de poder llamarnos para que vayamos a recogerles, sin temor a que nos enfademos, ya que han tomado la decisión adecuada”, añade el educador.
En definitiva, “es vital fundamentar nuestra relación en la confianza, desterrar la ingenuidad, y hacerles comprender que nuestro rigor es el puente hacia la única forma válida de disciplina”, afirma Calderón. “No deben de olvidar que la autodisciplina y la responsabilidad es para ellos como el anverso de la libertad”, concluye el experto.
 

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