jueves, noviembre 03, 2011

FAMILIA INDISPENSABLE


Bendita familia

La Vanguardia, 24 de septiembre 2011.

24-09-2011

Históricamente en España la familia ha sido el gran sostén para épocas de dificultades. Pero ahora la pregunta que se plantea es: ¿la creciente autonomía individual de las personas que se ha producido en los últimos años está erosionando la solidaridad familiar en unos momentos de grave crisis como los actuales? La respuesta es que no.

La conclusión de un estudio de la Fundació La Caixa señala que la crisis vuelve a reforzar la solidaridad familiar. Este es un hecho muy importante para la estabilidad social del país en unos momentos, como los actuales, en los que la capacidad de los programas de asistencia social de la Administración central, de las comunidades autónomas y de los ayuntamientos está abocada a restringirse por falta de fondos.
Un 68% de los españoles piensa que son los hijos quienes deben atender a sus padres cuando lo necesiten. Pero paradójicamente, en la actualidad, en el 60% de los casos de ayuda intergeneracional esta va en la dirección contraria, es decir: de padres a hijos. La explicación es que los jóvenes son los principales perjudicados por la crisis y los que requieren más ayuda.
La generación de los padres y de los abuelos ha podido acumular una cierta capacidad de ahorro en el pasado, concentrada principalmente en la propiedad de la vivienda familiar, gracias a la estabilidad de ingresos que proporcionaba y proporciona un trabajo fijo. Los jóvenes, en cambio, sufren la inestabilidad laboral derivada de la generalización de la contratación temporal, que es la más vulnerable en épocas de crisis, y además no han podido acceder tampoco a una vivienda propia a causa de los elevados precios de los pisos provocados en su momento por la burbuja inmobiliaria.
Ambos hechos explican las dificultades económicas de los jóvenes para independizarse y la tendencia a permanecer en el hogar paterno hasta edades avanzadas. En España, el 67% de los jóvenes entre 18 y 29 años vive con sus padres, frente a un porcentaje del 30% en el norte de Europa. A ello se suma, ahora, el creciente retorno a la casa paterna de los hijos que ya habían abandonado la familia.
El estudio certifica, en suma, que la solidaridad familiar sigue siendo un capital social del país, muy superior al que existe en otros estados. Un 56% de españoles se identifica con la solidaridad entre generaciones frente al 32% de Alemania o el 30% de Francia.
Pero la ayuda de los familiares, pese a su gran importancia, no es suficiente para combatir el incremento de la pobreza y el riesgo de exclusión social. Un 2% de la población no tiene a nadie a quien poder recurrir en caso de necesidad extrema.
La publicación del citado informe ha coincidido con la voz de alarma que ha dado la federación de Entitats Catalanes d’Acció Social (ECAS), que advierte ya abiertamente de “riesgo de explosión social en Catalunya”.
La principal razón es que es hay 161.000 personas que han dejado de cobrar el paro, un hecho que coincide con recortes en la globalidad de los programas de ayuda social y con la saturación que registran los comedores sociales y los centros de acogida. Este aumento de personas en grave riesgo de exclusión augura un escenario de tensiones sociales. La solución a este problema sólo puede surgir de una mayor solidaridad pública y privada, además de la familiar. Algo tan necesario como difícil cuanto más dura es la crisis.


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